Campus
sustentable
Cuidamos la casa común
En 2008, la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL) definió en el marco de las Políticas de Responsabilidad Social las líneas orientadoras para que las instituciones ignacianas asuman el compromiso ambiental y lo traduzcan en funciones sustantivas de docencia, investigación y gestión universitaria.
Las políticas de gestión se dirigen hacia un modelo de cuidado del medioambiente, la salud y la seguridad, así como a procurar el uso y manejo responsable de los residuos sólidos generados, ahorro y aprovechamiento de energía, cuidado del agua y control de emisiones gaseosas.
De igual manera, se busca instaurar al interior de la Comunidad Universitaria una cultura de protección del ambiente y de la persona. Para ello, la IBERO Puebla difunde campañas y diversos medios de sensibilización, e incluye la temática ambiental en los programas de estudio. El fin último es contribuir en la realización de acciones de concientización y educación ambiental dirigidas a la Comunidad.
La responsabilidad ambiental y la consideración por el uso responsable de los espacios y los bienes comunes es inherente al nacimiento del campus universitario. Durante los últimos 30 años, el trabajo de docentes e investigadores especialistas en sustentabilidad se ha articulado con el diseño de instalaciones y la incorporación de infraestructura, lo que ha permitido que la IBERO Puebla se consolide como un campus sustentable.
Aquí puedes consultar las posiciones nacionales del ranking de UI GreenMetric.
Energía y cambio climático
Para lograr la disminución de emisiones de CO2 y por consiguiente, el consumo energético, se han considerado algunas políticas en la construcción y operación del campus. Con relación a la construcción y renovación, se han retomado elementos de arquitectura bioclimática, que se enfatiza en la orientación de las construcciones para el mayor aprovechamiento de la luz natural y la temperatura.
2018 | 2019 | 2020 | 2021 | 2022 | |
Huella de carbono TCO2 | 3562 | 1,886 | 381 | 200 | 2010 |
Se cuenta con un programa para optimizar el consumo de energía eléctrica mediante la implementación de lámparas y luminarias automatizadas, equipos inteligentes que encienden con sensores de movimiento o iluminación de bajo consumo, o ventanales que favorecen a utilización de luz natural, equipos de cómputo y aparatos de bajo consumo eléctrico.
Se complementa el concepto de edificios inteligentes con equipo de seguridad, como cámaras de vigilancia.
La Universidad tiene 1,496 paneles solares que capturan la luz del sol provocando generar energía que se convierte en electricidad. Esto nos ayuda a tener un ahorro energético, disminuir las emisiones contaminantes y contar con una energía limpia. Además, evitamos incrementar el calentamiento del planeta.
También contamos con una bicicleta generadora de energía por medio de una fuente renovable. Al pedalear se produce energía cinética y las personas realizan actividad aeróbica.
Se lleva un avance del 85% de sustitución de luminarias fluorescentes por luminarias LED.
Agua
- Captación pluvial
- Efecto sobre los paisajes
- Ahorro de agua
- Sistema de uso eficiente y responsable del agua
- Planta de tratamiento de aguas residuales
Los edificios centrales de la Universidad cuentan con una instalación pluvial diferenciada, la cual permite recolectar en las azoteas de los edificios el agua de lluvia y canalizarla hacia el lago del campus.
El lago es un importante símbolo de identidad en la Universidad. No solo favorece un importante y amplio espacio de conservación de la naturaleza, sino que brinda un sitio agradable para favorecer tanto el aprendizaje como el encuentro interpersonal. El acuífero proporciona la tranquilidad y belleza propias de un área verde, amortigua el ruido, previene inundaciones y alberga diferentes especies que habitan en su entorno.
El IDIT cuenta con un sistema que capta, dirige, filtra y almacena el agua de lluvia para reutilizarla en baños. El Gimnasio IBERO cuenta con captación de aguas grises (jabonosas), las cuales se utilizan para el riego de los jardines alrededor del edificio.
En los baños se tienen muebles con bajo consumo de agua, esto es, inodoros con 4.8 litros de descarga por medio de fluxómetros, mezcladoras economizadoras, mingitorios secos y regaderas de bajo caudal con 10 litros por minuto.
El sistema de tratamiento funciona desde 1991. En 2017 pasó por un proceso de renovación que consiste en un tratamiento primario y secundario, el cual reduce el 40% de agua requerida para el funcionamiento del campus.
El proyecto arquitectónico del Arq. Federico Bautista Alonso integró elementos de infraestructura para favorecer tanto la colecta pluvial como el tratamiento de la totalidad de las aguas residuales. Mediante un sistema de alcantarillado diferenciado se separa el agua de lluvia de las aguas residuales. La primera se envía a los edificios recolectores; la segunda, a la planta de tratamiento.
En un principio, la planta de tratamiento era un biodigestor que funcionaba de manera artesanal. Desde 2013, opera mediante un mecanismo tecnológico de aireación interrumpida que posee una capacidad de tratamiento de 4,5 litros por segundo. La totalidad de aguas negras y grises de la Universidad llega al cárcamo de depósito. Posteriormente, es conducida por bombeo a un separador de sólidos y distribuida a 12 cisternas que alojan poblaciones bacterianas. Los microrganismos degradan las partículas de la materia orgánica mediante la inyección de aire en un proceso que dura 24 horas. Finalmente, el agua es clorada y habilitada para su uso en el riego de áreas verdes.
En palabra del Mtro. Juan Abud: “Desde 1991, año en que fue inaugurado este campus, por recomendación del P. Valerio Ortolani, SJ, el P. Jesús Quirós, SJ, y el Lic. Jesús Migoya —y con apoyo del Fis. Jesús Arias Chávez de la organización Xochicalli, A. C. —, se pensó en una planta biotecnológica y anaeróbica para tratar responsablemente el agua de los residuos sanitarios que respetara el medioambiente y permitiera la reutilización para el riego de los jardines. Gracias a la ciencia y a tecnología podemos seguir admirando la creación de Dios”.
Este proceso se representó mediante una pintura mural a cargo de estudiantes de la Licenciatura en Arte Contemporáneo en 2021.
Funciona bajo el principio de aireación interrumpida estática con nitrificación. Es una forma altamente avanzada del proceso de lodos activados. Esto se diseñó para cumplir con las estrictas normas de tratamiento de las aguas en nuestro país, dejando un efluente de buena calidad listo para ser desinfectado y utilizado en el riego de jardines y áreas verdes.
Las bases del proyecto Basura Cero
Se fomenta el uso de recipientes vajillas en eventos institucionales, en el comedor y en otros puntos de venta de alimentos. Para este objetivo, se cuenta con tarjas para lavado de trastes en los edificios G, B y C, así como una máquina lavavajillas en el edificio F.
Está prohibido el uso de envases de plástico desechables (platos, vasos y cubiertos).
En la venta de alimentos y bebidas para llevar, se debe dar prioridad al uso de recipientes reutilizables o biodegradables, por los que se cobra un depósito económico que se reembolsa cuando se devuelva el contenedor.
Se imparten talleres y charlas sobre el proyecto Basura Cero con el fin de promover la reducción en la generación de residuos, la separación adecuada, la reutilización y el reciclaje.
Se ha colocado en todo el campus contenedores de separación de residuos con cuatro divisiones de clasificación con el fin de distinguir los materiales reciclables (plástico, vidrio, latas de aluminio y tetra pack); cartón y papel; materiales orgánicos, y residuos de sólidos urbanos. En el edificio donde están concentrados los laboratorios y talleres se colocaron contenedores específicos para cada tipo de residuos.
Los residuos orgánicos se procesan en compostas; el abono obtenido se utiliza para nutrir las áreas verdes.
Programa de Riesgo y Emergencias Ambientales
La IBERO Puebla cumple con procesos normativos para prevenir riesgos ambientales como emisiones a la atmósfera por un incendio, contaminación en suelo natural o en agua por el manejo inadecuado de sustancias químicas peligrosas, fugas de gas, etc.
Subprogramas | Objetivos generales |
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Transporte
En el marco del fortalecimiento de un sistema de movilidad sustentable, solidario, seguro y diversificado para la Comunidad Universitaria, la IBERO Puebla trabaja en una oferta de movilidad alternativa que contempla las siguientes acciones:
- Infraestructura integral para ciclistas.
- Estacionamientos seguros.
- Reglamento de convivencia para la movilidad integral.
- Plataforma digital para fomentar el uso del auto compartido.
- Servicio de transporte gratuito para la Comunidad IBERO Puebla. Las dos rutas proporcionan un total de 3,964 servicios al año, trasladando a un promedio de 12 personas por cada viaje.
- Cuatro estaciones de carga para autos eléctricos.
- Dos vehículos eléctricos empleados para mantenimiento.
El grupo de interés IBERO en Bici, conformado por colaboradores, estudiantes y profesores, lleva a cabo actividades de capacitación, apropiación del espacio público, conversatorios, talleres y cine-foros. En colaboración con el IIMA, se reflexiona sobre los marcos normativos de movilidad y seguridad vial, al tiempo que se promueve la sensibilidad, conciencia y acción por una movilidad no motorizada.
El trabajo hacia el interior de la Comunidad se complementa con el diálogo con diferentes niveles de gobierno. Derivado de estos intercambios, ha sido posible materializar el Proyecto Integral de Movilidad del Boulevard del Niño Poblano y el Programa Piloto Interuniversitario de Electromovilidad Digital, iniciativas impulsadas en colaboración con la Secretaría de Movilidad y Transporte de Puebla.
El primero consiste en mejorar las condiciones del espacio público para conectar diferentes tipos de transporte, pacificar el tráfico, y crear vías seguras para peatones y ciclistas. El segundo ofrece a estudiante de tres universidades la posibilidad de compartir un minibús eléctrico con recorridos orientados a la demanda de los usuarios, maximizando la conectividad, la retroalimentación continua y el acceso a áreas de baja cobertura.
Cuidado de la biodiversidad
La IBERO Puebla cuenta con 64,000 m2 de áreas verdes. De esta superficie, el 30% está cubierta por árboles y arbustos. Estos espacios contribuyen al bienestar de la Comunidad Universitaria y son hábitat de la flora y fauna de la ciudad de Puebla y su zona conurbada.
Además de las áreas verdes, el campus cuenta con un lago artificial con un perímetro de 545 metros. El lago, en conjunto con las áreas verdes, contribuye a la captura de carbono, a la disminución de la temperatura del aire y a la retención de agua de lluvia y humedad. El lago se ha convertido en un símbolo de la Universidad y tiene una antigüedad de 26 años.
En los más de 60,000 m2 de áreas verdes del campus viven más de 55 especies de flora y fauna, de acuerdo con los datos del proyecto Biodiversidad de la IBERO Puebla disponibles en la plataforma web Naturalista. Esta lista de especies está en constante actualización gracias a la participación de la Comunidad Universitaria que realiza constantes registros fotográficos.
Entre los grupos faunísticos de mayor presencia en la Universidad se encuentran aves (17 especies), plantas (20 especies), e insectos (10 especies). Dentro de las especies registradas en el campus destaca el pato mexicano (Anas diazi), el cual se encuentra catalogado como una especie amenazada de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana 059.
Por otro lado, inventarios previos de vegetación han registrado 2,170 árboles de 30 especies diferentes, entre las que destacan fresno, cedro blanco, piñón, ciprés italiano, encino blanco y laurel de la india. En la flora arbustiva y herbácea dominan agaves, cactáceas y nochebuenas.
Competencia y formación
- Nuestro contexto
- ¿Para qué generar conocimiento?
- Compromiso de las universidades jesuitas
- Educación integral
Las instituciones de educación superior confiadas a la Compañía de Jesús, nutridas por su larga tradición humanista, tienen el gran reto de contribuir al logro de una sociedad más justa y solidaria, mediante procesos pertinentes de formación, investigación, vinculación y innovación que contribuyan al desarrollo de personas conscientes, competentes, compasivas, comprometidas y creativas, es decir, “hombres y mujeres con y para los demás”.
La realidad nos interpela; nos enfrentamos a problemáticas cada vez más complejas que requieren la acción de nuestras universidades, con una visión renovada sobre la formación, la generación de conocimiento y la vinculación con el entorno.
La pobreza y la creciente inequidad e injusticia, aunadas a la violencia y la inseguridad, generan efectos adversos en las perspectivas de bienestar de la población, tales como la violación de los derechos humanos; el incremento de los movimientos migratorios y las crisis de desplazados y refugiados, acrecentadas por el fanatismo y la intolerancia que entorpecen los procesos de construcción de paz y reconciliación; el desarrollo y expansión de nuevas enfermedades; la corrupción y sus repercusiones en el debilitamiento de la política como búsqueda del bien común.
La estructura demográfica se ha transformado, y se observa un creciente envejecimiento de la población, así como cambios en la organización social y familiar. Existen nuevas formas de interacción social, pensamiento y comunicación derivadas de la revolución digital, así como de la concentración de la población en las grandes urbes, en las que se manifiestan problemas de hacinamiento, transporte, servicios sustentables y la pérdida de espacios públicos para la convivencia y la construcción de comunidad.
Todo esto sucede en un contexto de crisis ambiental y de incremento de los desastres naturales, por la destrucción de nuestra casa común, que detonan problemas de sustentabilidad en materia de agua, energía y suficiencia alimentaria.
Por otro lado, la producción de conocimiento científico y tecnológico ha derribado las fronteras de las disciplinas y se multiplica continuamente en periodos de tiempo cada vez más cortos, lo que repercute en la necesidad de modificación radical de las estrategias y modalidades de formación y actualización, así como en las prácticas profesionales, las estructuras y dinámicas laborales y las expectativas en torno al empleo y a las formas de vida cotidiana.
Las prácticas profesionales emergentes y en evolución constante, como producto de los cambios en las estructuras ocupacionales y en la organización laboral, demandan nuevos perfiles profesionales basados cada vez menos en definiciones cerradas de “carrera-profesión” y cada vez más en estrategias flexibles para desarrollar nuevas competencias.
En este contexto, la responsabilidad social de nuestras universidades exige un cambio en la interpretación sobre el conocimiento, que permita que el foco de la formación transite de los saberes disciplinares, hacia una ecología de saberes inter y transdisciplinares, para crear espacios institucionales de diálogo entre el saber científico y humanístico y los saberes populares, tradicionales, que circulan en la sociedad y que dan cuenta de la diversidad.
El propósito de las universidades del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) es contribuir a la construcción de una sociedad más justa y más humana, mediante la integración de una oferta educativa socialmente pertinente, que aborde tanto la problemática que se espera que los profesionales atiendan en el marco de nuestro propósito transformador, así como el análisis sistemático de las condiciones de los mercados profesionales, todo esto, iluminados por las preferencias apostólicas universales de la Compañía de Jesús:
- Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento.
- Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia.
- Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador.
- Colaborar en el cuidado de la casa común.
En la coyuntura actual, las universidades del SUJ se enriquecen de su pertenencia a una de las redes de educación superior más grandes del mundo, y platean una oferta educativa pertinente e incluyente, abierta a la visión intercultural.
Es política del Sistema Universitario Jesuita la revisión y actualización periódica de los planes de estudios, de acuerdo con las propuestas educativas de la Compañía de Jesús, con las condiciones del entorno, con las recomendaciones de las instancias acreditadoras, con los insumos de las evaluaciones periódicas de los planes vigentes y con los avances e innovaciones que en materia educativa se considere pertinente integrar.
Los perfiles de egreso son la expresión explícita de los planes de estudio. Entre otros objetivos, proponen modelos de desarrollo sustentable basados en el conocimiento de frontera que integre lo local y lo global, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Nuestra concepción del currículo permite incorporar aspectos importantes como la sostenibilidad, los contextos, los ambientes y experiencias educativas, un proyecto social y cultural; la posibilidad de incidir en la forma de abordar problemas y en la forma en que los estudiantes sabrán, estarán y actuarán en el mundo. Esto nos lleva hacia la concepción del currículo más integral como un proyecto de formación que se ofrece a los estudiantes mediante diversos espacios curriculares.
Los temas transversales se integran en respuesta a la relevancia de problemas tales como la sustentabilidad, la interculturalidad, la inclusión, los derechos humanos y la perspectiva de género hace necesaria su presencia en la formación de los futuros profesionales. Estos temas, o sus equivalentes, se integran transversalmente en el mapa curricular como enfoque para el abordaje de algunas asignaturas.
Las competencias genéricas caracterizan el ejercicio profesional en general, al modo como se entiende en el SUJ, pues se encuentran presentes en el desempeño de numerosas actividades en diferentes contextos y, por lo tanto, su promoción debe llevarse a cabo de manera transversal en todos los programas.
Estas competencias son transversales, es decir, que no se desarrollan en asignaturas específicas, sino que se requiere que en cada una de las asignaturas se incluyan estrategias de enseñanza y aprendizaje que favorezcan naturalmente todas aquellas competencias genéricas que sea posible y que permitan al egresado desenvolverse en un entorno personal, social y profesional en constante cambio y con nuevas demandas de la sociedad del conocimiento.
Entre las competencias que estructuran metas del modelo educativo destacan: creatividad, innovación, emprendimiento, sustentabilidad. Esta última desarrolla soluciones profesionales que dan prioridad a la construcción de sociedades sustentables para el cuidado de la casa común.