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Migrantes y el muro
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Barreras, contención e incertidumbre: así fue el 2024 para los migrantes en América

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Aunque las detenciones en la frontera de Estados Unidos disminuyeron, las de México aumentaron, haciendo efectiva la política de contención.

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Este año, la movilidad humana en América experimentó un nuevo escenario político endurecido. El Tapón del Darién, el Triángulo Norte de Centroamérica y México son los sospechosos habituales en el prólogo de una historia que podría tornarse más oscura con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. En France 24, analizamos qué pasó, punto por punto, con la migración en el 2024.

Entre barreras, restricciones y políticas de contención recrudecidas, la comunidad migrante despide el año llena de incertidumbre por su futuro.

En 2024, los flujos en América experimentaron desafíos impuestos por una política regional cada vez más cerrada al tránsito, lo que, aunque ha mermado hasta cierto nivel las cifras de personas migrantes en situación irregular que atraviesan el continente, también aumenta la vulnerabilidad en el camino de aquellos que buscan un mejor futuro en el exterior.

Desde la puesta de alambres de púas en la selva del Darién hasta el refuerzo del 'muro mexicano', la llegada de nuevos Gobiernos en puntos vitales para la migración en la región – como México, Panamá y Guatemala – han abierto la puerta a un nuevo panorama para el tránsito irregular latinoamericano: uno más restrictivo y complejo para las personas en situación de movilidad.

El panorama migratorio en 2024 dentro de América también está marcado por el recrudecimiento de varias crisis políticas y sociales en latitudes latinoamericanas.

Venezuela continua con su calvario político, intensificado tras elecciones presidenciales del 28 de julio; mientras que Haití ha caído en una espiral de violencia e ingobernabilidad impulsada por el auge de las pandillas. Estas situaciones han provocado un éxodo masivo en ambas naciones, que encabezan la lista de países de origen en los flujos continentales.

Entre tanto, el último año de Joe Biden al frente del Gobierno estadounidense estuvo caracterizado por un endurecimiento en la frontera sur, que, aunada a una serie de presiones desde la Casa Blanca a diversos Gobiernos latinoamericanos, sienta las bases de un futuro previsiblemente más hostil contra la migración irregular con el arribo de Donald Trump a la Presidencia, el próximo 20 de enero.

En France 24, analizamos qué pasó, punto por punto, con la migración en el 2024.

Migrar por una tierra de nadie: el Tapón del Darién
La selva del Darién, frontera natural entre Colombia y Panamá, se ha convertido en uno de los cruces terrestres más concurridos, y peligrosos, de todo el continente, siendo el puente entre Sur y Centroamérica que un gran número de personas en situación de movilidad irregular deciden atravesar en búsqueda del 'sueño americano'.

Aunque en 2023, los flujos migratorios por el Darién rompieron récords, con más de 520.000 cruces registrados por las autoridades panameñas, este 2024 los números han decrecido sustancialmente. Para el mes de noviembre, el Servicio Nacional de Migración (SNM) de Panamá informó sobre 296.411 personas que cruzaron la jungla del Darién; una caída del 40% en relación con el año pasado.

María Clara Robayo, investigadora del Observatorio de Venezuela en la Universidad del Rosario, en Colombia, atribuye la reducción en el tránsito migratorio por los más de 200 kilómetros de peligroso terreno selvático al endurecimiento de la política migratoria panameña, respaldada por Washington.

"Esta reducción puede obedecer a muchos factores, pero quizá el principal es que en estos últimos meses, Panamá, en cooperación con Estados Unidos, ha venido implementando una serie de paquetes de restricción y contención migratoria muy fuertes, intensificando las deportaciones, las expulsiones y las sanciones administrativas a migrantes en situación irregular", sostuvo la académica en diálogo con France 24.

El aumento de deportaciones del nuevo Gobierno encabezado desde el 1 de julio por el derechista José Raúl Mulino ha alcanzado principalmente a los migrantes colombianos, una de las nacionalidades que ha aumentado su presencia este año entre la comunidad en tránsito, con unas 858 personas devueltas a Bogotá en los últimos meses, según datos del SNM.

Venezuela sigue siendo el país de origen de la mayoría de las personas que cruzan el Darién, con más de 196.000 para el 31 de octubre, según datos oficiales.

El aumento en las expulsiones responde a un acuerdo firmado el 1 de julio entre Estados Unidos y Panamá, donde el primero se comprometió a absorber el costo de las repatriaciones.

No solo se ha restringido la movilidad humana en el Darién con aviones de regreso a casa. En el mes de julio, el Gobierno panameño anunció la instalación de barreras con alambres de púas en algunos de los senderos más concurridos dentro de la jungla, con el objetivo de "cerrar caminos conducidos por 'coyotes' desde Colombia".

Las púas instaladas en el Darién panameño provocaron un enfrentamiento diplomático. El presidente colombiano, Gustavo Petro, criticó duramente la estrategia de Mulino:

"Los alambres de púas en la selva solo traerán ahogados en el mar", escribió Petro en una publicación en su perfil de X el 9 de julio.

Además, en noviembre, Panamá anunció que multaría con hasta 5.000 dólares a aquellas personas migrantes en situación irregular que crucen por la peligrosa jungla.

Robayo señala que las barreras en el Darién han conllevado la búsqueda de "nuevos senderos más costosos, más peligrosos y usualmente más largos", en los cuales las personas migrantes enfrentan mayor clandestinidad y ven agrandada la amenaza de los grupos criminales que controlan la región selvática.

"Esas políticas no han parado la migración. Sí se ha generado una reducción en el tránsito por esta ruta, pero sigue habiendo un flujo importante de personas que están buscando nuevos caminos: ya sea dentro del Darién o por el Caribe", lamenta la investigadora.

Además, la situación de seguridad en la jungla sigue siendo crítica. Médicos Sin Fronteras (MSF) indicó que ha brindado atención médica, entre 2021 y 2024, a cerca de 1.500 personas que denunciaron haber sufrido abusos sexuales en el Darién y uno de sus informes de abril reporta que 4 de cada 10 mujeres que transitaron por la selva, sufrieron algún tipo de violencia.

La investigadora de la Universidad del Rosario advirtió que, a pesar de las alertas sobre el aumento en la peligrosidad del tránsito por el Darién, "la presencia institucional, tanto de Panamá como de Colombia, es todavía muy débil en la región" y son las bandas criminales, como el Clan del Golfo en el lado colombiano, las que hacen de autoridad dentro de la selva.

Desplazamiento forzado y violencia: el Triángulo Norte
Más al norte, en el Triángulo Norte de Centroamérica – compuesto por Guatemala, El Salvador y Honduras – la situación no es más alentadora. Para la región, el 2024 significó un año de continuidad en la violencia e inestabilidad política que ha provocado que el Triángulo Norte se haya convertido en una de las regiones de origen más importantes en los flujos migratorios continentales.

Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), para junio de 2024 había alrededor de 778.000 refugiados y solicitantes de asilo provenientes de los países del Triángulo Norte en todo el mundo, además de 247.090 desplazados internos solamente en Honduras.

El destino de la mayoría de los desplazados internacionales del Triángulo Norte está en Estados Unidos. De los 778.000, 550.955 personas están en territorio estadounidense; México ocupa el segundo lugar como país de destino, con 185.087.

El último Informe sobre las Migraciones de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) resalta que el aumento de la violencia, la inseguridad, la persecución política, la pobreza y el cambio climático son algunos de los factores principales que siguen empujando a miles fuera de sus hogares en Guatemala, El Salvador y Honduras para apostar por mejor suerte en el norte.

"En toda la subregión, los actos de violencia —en particular aquellos cometidos por las pandillas— han provocado un aumento de los desplazamientos, obligando a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares, comunidades o países", indica el informe de la OIM.

Además de ser una de las regiones del continente que más envían personas migrantes al exterior, el Triángulo Norte continúa siendo en 2024 uno de los puntos calientes en el tránsito migratorio en camino a Estados Unidos.

En Honduras, la puerta de acceso al Triángulo Norte desde Suramérica, las autoridades migratorias han reportado 357.796 cruces irregulares para el mes de noviembre, con el departamento de El Paraíso – fronterizo con Nicaragua – como la zona con más tránsito migratorio indocumentado en todo el país. Venezuela, Cuba, Ecuador, Haití y Colombia encabezan la lista de países de origen de las personas registradas.

La mayoría, tienen como destino final Estados Unidos. Otro informe de la OIM sobre la migración en el primer trimestre del 2024 en El Paraíso reveló los resultados de 620 entrevistas realizadas entre las 176.155 personas migrantes que cruzaron por el departamento: 95% de ellos manifestó que tenía como objetivo llegar a Estados Unidos.

La contención impuesta: México
Pero, para llegar a la tierra prometida en el norte del continente, las personas migrantes también tienen que pasar por otra gran barrera en su camino: México.

Como país de tránsito debido a sus 3.200 kilómetros de frontera con Estados Unidos, México ha transformado su política migratoria en múltiples ocasiones a través del tiempo, algunas veces por interés nacional y otras por presiones provenientes del vecino incómodo en el norte, y 2024 no fue un año de excepción.

La repentina disminución en los cruces migratorios a territorio estadounidense después de ver cifras récord a principios del año solo puede entenderse desde el sur por la política adoptada en el último año de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y los primeros meses de su heredera política y primera mujer presidenta en la historia del país, Claudia Sheinbaum.

No obstante, las autoridades mexicanas han reportado un aumento importante en el tránsito migratorio irregular en fronteras nacionales. Según estadísticas del Instituto Nacional de Migración (INM), para agosto del 2024 se registraron 925.085 "eventos de personas en situación migratoria irregular" a través de todo el territorio mexicano; en el mismo lapso de tiempo del año pasado, el INM informó de 398.991.

Al diseccionar las cifras, los números revelan más sobre la política de contención implementada principalmente por el Gobierno de López Obrador, quien terminó su mandato el pasado 1 de octubre.

Del total de interceptaciones en 2024, 719.690 fueron "presentados" ante la autoridad migratoria para regularizar su estatus en el país, mientras que 205.395 fueron "canalizados" por las autoridades a las estaciones migratorias, que funcionan, en la práctica, según organizaciones de Derechos Humanos, como centros de detención.

Para algunos expertos, el aumento en las detenciones no solo responde a una nivelación natural con el aumento del flujo migratorio en el territorio, sino también a la política de contención implementada por el obradorismo, con el objetivo de endurecer el control al tránsito irregular en la frontera sur y dentro del territorio mexicano para frenar el paso hacia Estados Unidos.

"Aunque las detenciones en la frontera de Estados Unidos disminuyeron, las de México aumentaron, haciendo efectiva la política de contención. A esto se suman los migrantes que ingresaron a Estados Unidos por CBP One – el medio para optar por asilo o refugio – y aquellos que se quedaron regularizándose en México.", mencionó Conrado Zepeda, académico de tiempo completo y miembro del Programa Universitario de Migraciones en la Universidad Iberoamericana Puebla, para France 24.

En la tónica de la contención, que se flexibiliza o se endurece dependiendo del estatus de la relación bilateral con Washington, el trato a los migrantes cuando ya se encuentran en territorio mexicano continuó preocupando a los activistas y académicos este 2024.

"Aunque los espacios de detención migratoria han mejorado físicamente, las prácticas de los agentes gubernamentales, como el INM, la Guardia Nacional y las policías estatales y municipales, siguen siendo las mismas, donde se siguen violando constantemente los derechos de los migrantes", apunta Zepeda.

En los últimos meses de López Obrador en Palacio Nacional, el Gobierno mexicano intensificó el programa de traslados y relocalizaciones en autobuses y otros medios de transporte para alejar a los migrantes de la frontera norte y devolverlos al sur del país.

Según grupos humanitarios, la población migrante en espera de una cita con las autoridades migratorias estadounidenses en territorio mexicano rebasa las 100.000 personas.

Alrededor de 60.000 personas migrantes han sido devueltas, desde el norte de México hacia estados sureños, como Tabasco o Chiapas, en donde organizaciones de la sociedad civil han alertado sobre la exposición al crimen organizado y numerosas violaciones a los Derechos Humanos por parte de las mismas autoridades locales que los trasladan.

Solo en noviembre, tras las elecciones estadounidenses, se informó de dos caravanas migrantes que se desplazaban desde el sur de México con rumbo a la frontera del norte, esperando poder cruzar antes de la investidura de Donald Trump.

El nuevo Gobierno, encabezado por Claudia Sheinbaum, afirmó que las autoridades desarticularon las caravanas, mientras que algunas de las personas que se movían en grupo denunciaron en múltiples ocasiones acoso, negligencia y bloqueos por parte de la Policía y la Guardia Nacional, a pesar del discurso reconciliador y de respeto a los Derechos Humanos con las que la izquierdista llegó al poder en las elecciones presidenciales de junio.

"Aunque en papel la presidenta Claudia Sheinbaum dice respetar los derechos de los migrantes en México, en la práctica tendrá que trabajar en la contención y en impulsar la regularización de migrantes (…) Además, deberá acatar la demanda ganada para contar con una base que registre a los migrantes detenidos en México y, con ello, tratar de disminuir las violaciones de sus derechos", señaló el catedrático en diálogo con France 24.

El último año de Biden y el regreso de Trump
Desde hace décadas, Estados Unidos es el destino objetivo de los flujos migratorios en el continente. La Casa Blanca, pintada de azul o rojo, tradicionalmente ha influido intensamente en las tendencias de la política migratoria en los países latinoamericanos, con presiones para restringirla o flexibilizarla según el panorama político nacional.

El 2023 terminó de manera compleja en Washington. En diciembre de ese año, los "encuentros" en la frontera sur reportados por la agencia de Aduanas y Protección de Fronteras de EE.UU. (CBP) llegaron a su pico histórico, con alrededor de 250.000.

Criticado por su presunto mal manejo en la frontera sur del país, el demócrata Joe Biden se vio presionado por el conservadurismo estadounidense a intensificar el control migratorio con una serie de medidas controversiales.

A principios de año, la tendencia con relación a los cruces irregulares comenzó a decrecer después de que el presidente impulsara un decreto que facultó a las autoridades migratorias a negar la apertura de más citas en la aplicación de CBP One – el medio para optar por asilo o refugio – si la frontera sur se encuentra "sobrecargada".

En junio de 2024, Biden decretó como necesario que las personas migrantes argumentaran "un temor creíble" a regresar a su país, sin que las autoridades les pregunten expresamente, para ser aceptados en la entrada por motivos humanitarios.

Las medidas de Biden surtieron efecto. Para septiembre de 2024, las autoridades migratorias estadounidenses reportaron 2.135.005 "encuentros" en la frontera sur, 340.664 menos que el mismo periodo de tiempo en 2023.

En entrevista con France 24, Audrey Hudgins, defensora de los derechos de los migrantes y profesora clínica en Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Seattle, alertó sobre el aumento en las violaciones a los Derechos Humanos de las personas migrantes que ya han llegado a la frontera y se les ha negado el paso o esperan una cita con las autoridades migratorias.

"Más allá de los miles de personas varadas en México y del mayor número de quienes ven denegadas sus solicitudes de protección, los migrantes sufren abusos, agresiones y robos por parte de delincuentes y funcionarios corruptos, secuestros, agresiones, discriminación y separación familiar. Quienes deciden cruzar de forma irregular se arriesgan a morir", apuntó Hudgins.

Aunque la catedrática estadounidense también reconoció algunos avances en la protección de los derechos de las personas migrantes durante el último año de Biden – como la expansión en las admisiones de los programas humanitarios, la flexibilización en el acceso a las visas H-2B y renovaciones del estatuto de protección temporal –, Hudgins dice que estos relativos progresos "probablemente duraran poco". ¿El motivo? El regreso de Donald Trump.

El camino de Donald Trump de regreso a la Casa Blanca estuvo marcado por un discurso antiinmigrante potenciado, con el entonces candidato republicano prometiendo en varios mítines políticos impulsar "la mayor operación de deportación" en la historia del país. Trump tiene la mira puesta en los más de 11 millones de personas en situación migratoria irregular que existen en Estados Unidos actualmente.

Con los migrantes como objeto central de ataques xenófobos y racistas, Trump logró capitalizar en las elecciones del 5 de noviembre una campaña electoral con base en la construcción de la amenaza alrededor de la comunidad migrante y su segundo mandato podría contener una serie de medidas aún más restrictivas que su primera administración.

"La primera administración Trump aprendió mucho sobre la gestión de la inmigración, un conocimiento que utilizará para avanzar más rápidamente en su agenda. El resultado será menos opciones para los migrantes y solicitantes de asilo y una mayor inseguridad en el tránsito.", señaló Hudgins.

En noviembre, Trump anunció a su nuevo 'zar de la frontera'. Tom Homan, antiguo oficial de la Policía y agente fronterizo con años de experiencia en el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), es el hombre de Trump para manejar la frontera sur del país por los próximos cuatro años y el elegido para hacer realidad la escalofriante promesa de deportaciones masivas.

Además, Homan fue la mente detrás de la política de 'tolerancia cero' impuesta en 2018 por Trump, tildada de "inhumana" por los grupos defensores de Derechos Humanos por separar a miles de niños de sus padres, quienes fueron deportados a sus países de origen. En una entrevista en noviembre, Homan mencionó que existe una manera de implementar deportaciones masivas sin separar familias:  "Las familias pueden ser deportadas juntas", dijo.

Trump ha avisado ya de los primeros pasos para su segunda administración en torno a la migración: deportaciones masivas y el uso de la Guardia Nacional para su implementación; regresar las prohibiciones de viaje desde lugares como Gaza, Siria, Yemen y Somalia; terminar con los programas humanitarios de Biden; y desmontar el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que ha salvado de la deportación a unos 800.000 jóvenes.

"Una crisis de Derechos Humanos, no migratoria": la incertidumbre del futuro
Con él inició de la segunda administración trumpista a la vuelta de la esquina, el futuro de la comunidad migrante en el continente americano es más incierto que en años pasados.

Desde el sur del continente, la hostil política migratoria panameña generó una realidad vulnerable para las personas migrantes que atraviesan el Darién en 2024, pero el regreso de Trump amenaza con acrecentar las violaciones a los Derechos Humanos en la zona y la peligrosidad de la ruta.

Robayo concluye que la narrativa trumpista "efectivamente atemoriza a la población migrante" en la zona, a la expectativa de sí el discurso antiinmigrante del republicano "se traduce en política migratoria".

En México, la llegada de Sheinbaum al poder y las tensiones económicas que ya se generan en sus primeras comunicaciones con el presidente electo estadounidense provocan que los expertos vaticinen la continuación de la política de contención.

Zepeda predice que "los próximos años seguirán siendo de contención", producto de la efectividad en las presiones económicas desde Washington, como la amenaza arancelaria que hizo recientemente Trump, pero también de la continuación en los flujos migratorios en el sur. "Las causas estructurales de pobreza, violencia, falta de oportunidades, etc., siguen siendo las mismas y, en muchos casos, peores en los países de origen.".

En el norte, el panorama es mucho menos alentador. Para los expertos, el segundo capítulo de Trump en la Casa Blanca augura un posible aumento en la violación a los Derechos Humanos de la comunidad migrante, dentro y fuera del país. Hudgins avisa que durante la segunda administración trumpista "cabe esperar un aumento del perfilamiento racial a medida que se intensifiquen las medidas de control en el interior".

"Considero que la crisis que se avecina es una crisis de Derechos Humanos, no una crisis migratoria. La movilidad ha sido una característica de nuestra experiencia vital desde el principio de la historia de la humanidad. Lo que creo que vamos a presenciar es una crisis de Derechos Humanos impulsada por creencias racistas y xenófobas que socavarán nuestra humanidad común.", concluyó la académica estadounidense.

Con Reuters, EFE y medios locales

Por: France 24
Maximiliano Pérez Gallardo
Julieth Riaño

Publicado originalmente en France 24.
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Material gráfico
Misael Chirino Durán
Fotografía
Ramón Tecólt González

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