
Regreso a clases: el reto de ser niña en edad escolar
Autoría: Estefanía Arreguín Zárate
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El acceso a la educación en México sigue siendo tema de desigualdad; y cada día podemos ver que, en lugar de cerrarse esa brecha, se va profundizando; tiene que ver con temas sociohistóricos y políticos, pero también en gran parte está ligado con el propio arraigo cultural de nuestro país. Esta semana regresaron a clases millones de niños y niñas; sin embargo, no todos lo hicieron con las mismas condiciones. Para los padres de familia con hijos en edad escolar, los reingresos a clases pueden convertirse en una dificultad. Muchos tienen que decidir entre las pocas opciones disponibles que sean accesibles no solo por tema geográfico también en el aspecto económico. Desafortunadamente la educación gratuita no resulta serlo del todo, existen escuelas que requieren de cuotas de recuperación, de mantenimiento, de ingreso; ese es un reto, pero además, los padres o tutores deben disponer de un presupuesto para uniformes, materiales, útiles escolares y los gastos propios de traslado, alimentos.
Estos retos económicos, propician que en muchas familias se tengan que tomar decisiones sobre dónde y cuándo inscribir a sus hijos. Y si en esas familias los recursos son excesivamente limitados, se pone todavía a mayor discusión sobre inscribir a los hijos o no, y en muchas ocasiones, son las niñas las que se ven excluidas, y se prioriza la educación de los hijos hombres. Es un obstáculo histórico que aun con el pasar de los años sigue siendo una constante y un reto para las mujeres. Es histórico y cultural porque existe la creencia de la figura del proveedor y se espera que al ser el hombre quien reciba más educación, mayores probabilidades tendrá para encontrar trabajo y solventar gastos. Así, muchas niñas no entraron en este ciclo escolar, fueron excluidas de lo que es su derecho fundamental.
Si bien se pueden hacer los esfuerzos para que las niñas ingresen a la educación básica, puede que ese sea el grado máximo que alcancen. Se estima que, en el país solo el 30% de mujeres acceden a educación superior, lo cual tampoco garantiza que egresen y se titulen. Estas brechas siguen marcando una tendencia que, a pesar de muchos esfuerzos al interior de las instituciones de educación, de organizaciones de la sociedad civil y estrategias públicas, siguen estigmatizando y segregando a muchas mujeres.
Con este nuevo ciclo escolar, debemos de tener la esperanza de que muchas de las niñas que están iniciando su vida escolar encuentren espacios de convivencia sanos, con posibilidades y recursos que les favorezcan. Que encuentren en sus profesores a guías y formadores que sean empáticos con sus realidades y contexto; que tengan capacidad de comprender que llegan a escuelas que vienen arrastrando años de rezago económico y educativo, y sin embargo se ilusionan con recibir una educación que les permita crecer, formarse y en algunos años elegir una carrera universitaria.
No será un trabajo sencillo pues se requiere que muchos factores se cumplan, y parte de estas tareas al interior de las escuelas van a recaer en todos esos profesores frente al aula, ellos serán quienes tengan que confiar en que sus herramientas de docencia y acompañamiento serán como una especie de modelo a seguir.
Es indispensable que en su actuar, los docentes puedan ser capaces de entender los esfuerzos que muchas familias están haciendo para llevar a sus hijos a las escuelas. Especialmente a las niñas, pues muchas de ellas contra todas las adversidades van a esforzarse más que otros, van a encontrar muchos obstáculos y tendrán que ser resilientes para poder encontrar un camino dentro y fuera de la escuela.