Tiempo de elecciones, tiempos de confusiones
Autoría: Leopoldo Díaz Mortera
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Se aproxima una oportunidad valiosa para tomar decisiones que definirán el rumbo para los próximos seis años, sin embargo, pareciera que la gente busca su sombrero para protegerse de un vendaval. En los procesos electorales predominan dos actitudes primordialmente, los que quieren castigar con su voto al partido gobernante y los que asumen, desde teorías de la conspiración, que no hay nada que hacer y ya están pactados y definidos los actores y los destinos, por lo que toda participación es una simulación y no merece la pena el esfuerzo. La primera actitud, acrítica e irreflexiva mueve al voto desde el resentimiento, la segunda, disuade de la participación y va en detrimento de la democracia, ambas posturas son resultado de un proceso de manipulación en la que aceptamos sin pensar lo que nos dan, por eso debemos apostar por una tercera actitud, la de seguir y construir el criterio propio.
Reza el dicho popular que, si queremos que algo cambie, primero debo cambiar yo, por lo que no hay cambio posible si caemos en una de las dos actitudes descritas u otra similar. Tenemos una oportunidad valiosa para participar activamente en los cambios que anhelamos en este país, las campañas a nivel federal inician formalmente el 1 de marzo y de acuerdo con el calendario electoral del INE, en 2024 se disputarán, a nivel federal, 629 cargos considerando la presidencia, senadurías y diputaciones, por si fuera poco, la mayoría de las entidades federativas, comenzarán a mediados de marzo y principios de abril elecciones para Gobernaturas, Presidencias Municipales, Diputaciones, Regidurías, Sindicaturas, Alcaldías y Consejerías, que son 19, 634 cargos en las 32 entidades federativas, lo que supone desafíos y previsibles problemas que traerán una enorme polarización.
Son muchos y muy complejos los problemas que se vaticinan, el enorme gasto económico en publicidad, que muchas veces excede los límites estipulados por la autoridad; el impacto ambiental que genera la gran cantidad de basura promocional, incluso de los partidos más verdes; o la violencia que se suscita en las tensiones propias de la competencia desleal y deshonesta, centrada más en denostar a la competencia que en compartir propuestas; y que decir de la constante presión y participación del crimen organizado que por recurrente se ha normalizado; estos cuatro factores, que de manera enunciativa, más no limitativa, bosquejan un panorama lleno de retos y dificultades para la democracia y la paz social terminan por pasmarnos ante la imposibilidad o la incapacidad de hacer algo por cambiarlos.
Los problemas abundan y desbordan, agotaríamos el espacio de este artículo solo enlistándolos y seguramente usted los tiene muy presentes, están las notas diarias de los medios locales y nacionales que nos provocan una sensación de indefensión o indiferencia, porque no sabemos que hacer o si seríamos capaces de hacer lo que se requiere, porque vivimos con miedo o nos dejamos convencer por esas voces que repiten una y otra vez, para qué si nada cambia, si todo sigue igual. Pero lo único permanente es el cambio, la historia es el relato de las trasformaciones sociales, las luchas y el triunfo de la esperanza sobre los tiempos de desesperación. Hay una constante en toda trasformación social, un factor en el que quiero centrarme para invitar a la reflexión: Asumir la responsabilidad personal de construir un criterio para tomar decisiones conscientes.
La inercia actual es la de buscar responsables para todos los males y evadir nuestra corresponsabilidad en la búsqueda de soluciones. La corrupción es problema del gobierno, la violencia e inseguridad de las fiscalías, la polución que la atiendan los ambientalistas, la cuestión es que casi siempre el impulso es trasladar a otros la responsabilidad de hacer del mundo un lugar mejor para todos, pero sólo es posible si asumimos la responsabilidad de lo que nos toca y formamos un criterio para tomar decisiones libres y conscientes en los próximos comicios. Esto no lo resuelve todo, pero es un inicio.
Procura no caer en modas, no te dejes influir por lo que dicen los demás, no te dejes deslumbrar por las tendencias o las encuestas, ábrete al diálogo especialmente con quienes piensan diferente a ti y practica la escucha activa, no estés pensando cómo rebatir, ten la mente en calma y sé crítico también con tus ideas, revisa si no repites consignas de las redes sociales que alguien más puso en tu cabeza, cree que el cambio es posible e involúcrate con tu contexto, infórmate, crea tu propio criterio, revisa las propuestas, evalúalas, compara y contrasta la información en distintos medios, hay más, pero comienza por aquí.