Criticidad y reflexión para una toma de decisiones en pro del bien común
Autoría: Melissa Isaaly Mendoza Bernabé
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John Stuart Mill, filosofó y economista del siglo XIX, enfatizaba la relevancia de la conciencia en la toma de decisiones individuales con una mirada en la cual se asumen las repercusiones en el entorno, en otras palabras; el efecto de las micro decisiones en la macro realidad. Sorpresivamente, podemos reconocer la vigencia y relevancia del pensamiento de Mills, que identificamos como una invitación oportuna y pertinente a la actualidad de la sociedad y del mundo. La realidad que enfrentamos es el resultado de miles de acciones diarias que acumulan una fuerza de reacción en el tiempo creando consecuencias. Estas consecuencias, con efectos inmediatos o de largo plazo, van moldeando nuestro entorno. Sin embargo ¿Alguno de nosotros asume la responsabilidad de estas? Es decir, cuando hablamos sobre los efectos que nos benefician o perjudican en nuestro contexto ¿Reconocemos nuestra participación en la existencia de esa realidad?
Situemos nuestro presente con los acontecimientos más relevantes del momento en los diferentes sectores, donde a mediados del año 2024 en México vivimos tiempos de elecciones políticas, cambios climáticos drásticos, violencia de diversas maneras, próxima entrada de un nuevo modelo educativo nacional solo por mencionar algunos. Esta suma de sucesos parece ser un panorama desolador y complicado, y lo es. Justamente tenemos enfrente un primer ejercicio de esta propuesta reflexiva. En otras palabras, podemos decidir sobre quedarnos con una mirada pesimista de esta realidad, y dejarnos llevar por un impulso donde el coraje o la impotencia nos lleven a señalar y acusar diferentes instituciones o personas como los únicos responsables que nos tienen envueltos en estas problemáticas. No obstante, también podemos pensarlo desde una mirada crítica, lo que no implica anular sentimientos, sino reconocerlos para que desde ahí cuestionemos, analicemos y en concordancia con nuestra conmoción dirigirlo a acciones que motiven el cambio de esta realidad.
El proceso de reflexión y criticidad son ejercicios que involucran la atención tanto de afuera como adentro de la persona. Implica, mirar el alrededor y también mirar interiormente, pensar sobre lo que permea en el contexto e igualmente, ser consciente de como eso me hace sentir. Es una relación y comunicación interna y externa para poder tener elementos que permitan acercarnos a decisiones que tengan una resonancia mayor, podemos decir que sean para cooperar por el bien común.
Cuando tomamos decisiones importantes, es común hacerlo después de pensar un rato sobre las posibilidades, imaginar escenarios y considerar los pros y contras, para así, decidir por lo que mejor conviene para ese momento. Durante la vida cotidiana, elegimos constantemente de manera inconsciente y automatizada. Si bien, es imposible pensar todo el tiempo sobre las elecciones que hacemos, específicamente en las del día a día, la reflexión va encaminada a reconocer como una micro acción, como el tirar la botella de plástico en la calle o no, es una opción dentro de muchas, en las que siempre hay unas que promuevan el bienestar colectivo.
La sugerencia es realizar este proceso para dar respuesta y solución al panorama que describimos al principio y en el cual estamos inmersos. Es una forma de estar presentes en acciones conscientes y propositivas, reconociendo y asumiendo que en la vida diaria podemos hacer cambios que implicarán una transformación en la realidad para todos, donde desde el anonimato y la colaboración conjunta hay una corresponsabilidad e intención de lograr un entorno justo, libre y sano. En palabras de Mill: “No existe una mejor prueba del progreso de una civilización que la del progreso de la cooperación”.