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La innovación como una reacción a la esfera dinámica en la cual habitamos es coproductora de nuestra realidad, misma que se ve expuesta a adiciones que al ojo humano se perciben con asombro, convirtiéndolas en una creación humana alucinante. La incorporación de añadiduras creativas e ingeniosas a nuestro entorno se ha materializado con la realidad aumentada (RA), encargada de reconstruir al mundo real con elementos virtuales. No obstante hemos difuminado la línea que distingue la dicotomía de la palabra alucinante. En tanto que la idea y el producto per sé son extraordinarios, la RA ha adquirido un carácter de alucinación incapaz de distinguir lo que es real de lo que es un imaginario construido por unos cuantos. Por esta razón es valioso cuestionarse: ¿cuál es la realidad que se aumenta?
El nuevo acercamiento ofrecido por la RA es limitado, no en cuanto a espacio sino en torno a la capacidad adquisitiva de las personas. Lo que para unos la RA se transforma en utilidades y exclusividad, para otros significa el aumento de la brecha entre estratos sociales. Aunado a ello, nos vemos inmersos en un juego de realidades, con distintos aumentos y percepciones de la realidad que se ha visto condicionada a aquello que se ajuste a nuestros bolsillos.
Por un lado, la hiperrealidad edificada por las élites realiza una abstracción que se moldea a sus intereses. Este aumento crea una falsa conciencia en los seres humanos que los ha individuado en una entelequia distante de la realidad. El resto es un enigma que la curiosidad humana no busca saciar en vista de las circunstancias incómodas que lo componen, las cuales ahuyentan a la gran minoría y que las enfrentan la mayoría. Lo mencionado, haciendo referencia a los tópicos coyunturales de la agenda internacional como lo son el cambio climático, la crisis alimentaria, la migración internacional, las tasas de desempleo y desigualdad, entre otras.
En este sentido, la RA ofrece una válvula de escape con filtros agregados que desconocen los dolores y problemas de quienes buscan ser reconocidos ante abundante apatía. He aquí la lucha por el reconocimiento no como validación, en vez, como un llamado colectivo a fijar un aumento de nuestra visión hacia las zonas que el sistema ha desacreditado y marginado para su subsistencia y en beneficio de ___.
Esta pugna de reconocimiento la llevan al campo de batalla aquellas personas que carecen de la resiliencia de los opulentos, la cual ha sido establecida por los parámetros de una élite, intencionado barreras que construyen un techo de cristal para mantener una estructura piramidal con clivajes que definen relaciones de dominación. Así pues, la hiperrealidad es construida con la realidad misma, o bien, a costa de ella.
El aumento de la realidad que se vende es ajeno al que deberíamos de prestar atención. Quizás haga falta redireccionar más que la mirada, sin embargo, es el primer acercamiento para comenzar a comprender el mundo que nos rodea; acompañado de un ejercicio de empatía en el que podamos ver la realidad a través de los ojos de los demás.