¿Quién es Xavi?

Todo comenzó por ese instinto natural de volar. Abrí los ojos y solo pude ver cielo y nubes sobre mí. Con demasiada hambre y sin alguien cerca que me alimentara, aún sin tener alas, me lancé a volar. Cientos de metros abajo y lleno de golpes en todo el cuerpo, mis padres me dijeron: ”Bienvenido al mundo, Xavi.”

A los 3 años, Xavi hizo su primer gran vuelo de 9,000 km cruzando continentes y volando en forma de “V” en compañía de su parvada. Desde ese momento, se convirtió en el ganso más apasionado y guió estratégicamente sus vuelos migratorios dos veces al año. Sin embargo, Xavi se desviaba continuamente del grupo y se aventuraba a explorar lugares que llamaban su atención, como selvas y templos que encontraba al cruzar por tierras mesoamericanas. No obstante, siempre alguien de su parvada se desviaba detrás de él y lo buscaba para regresarlo al grupo y seguir su vuelo colectivo. Cansado de esta situación, a los 15 años Xavi fundó los Gansos IBERO; un grupo de gansos temerarios los cuales se acompañaban y ayudaban, pero a la vez hacían vuelos más largos y arriesgados que las aves normales. 

Los Gansos IBERO vuelan buscando lugares y retos nunca antes alcanzados por su grupo. A lo largo del camino, se enfrentan a complejos peligros, desde feroces depredadores hasta huracanes, tifones y tormentas; siempre usando su inteligencia estratégica y colectiva para apoyarse unos a otros y salir adelante.

A los 18 años, en una misión en México, Xavi descubrió un templo prehispánico que despertó su curiosidad y fue a explorarlo. Al entrar, encontró un pebetero con fuego que parecía haber permanecido encendido durante miles de años. Al tocar la llama se quemó y vio que la llama no era un fuego común y corriente; esta tenía voluntad propia. La llama se había exaltado al ser tocada y rápidamente regresó a su forma calmada y relajada sobre el pebetero. Xavi se maravilló tanto que regresaba constantemente al templo para aprender más de la llama.

En una de sus visitas, Xavi intentó atrapar la llama con una rama que llevaba en su pico. La llama, asombrada de la persistencia de Xavi, se extinguió del pebetero y subió a su dedo, permaneciendo ahí por algunos minutos sin quemarlo. De esta manera, se dio cuenta que ahora él y la llama sagrada podían convivir. Xavi fue el primer ganso en aprender a controlar esa llama sagrada, la cual siempre es portada en la mano del líder de los Gansos IBERO y los acompaña en sus expediciones para protegerlos y ahuyentar a depredadores que los ponen en peligro, además de proporcionarles calor e iluminar su camino.

Gansos IBERO

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