La historia que se escribió en el pasado a través de pequeños actos personales y hechos cotidianos, en la actualidad tiene un alto valor para la literatura y el análisis de los signos de los tiempos en momentos que difícilmente pudieron haber sido documentados. Aspectos como la literatura de viajes, hoy pueden ser conocidos gracias a los escritos oficiales y las noticias que son descubiertas con el paso del tiempo; algunas incluso datan de tiempos antes de Cristo.

Así lo expusieron el Dr. Jonatan Moncayo Ramírez, académico del Departamento de Humanidades de la IBERO Puebla, y el coordinador de la Licenciatura de Literatura y Filosofía, el Mtro. José Luis Camacho Gazca. Durante un conversatorio, profundizaron en dos momentos clave para el surgimiento de este género: la Edad Media y el siglo XIX en México, cuando llegó el ferrocarril al país.

En ese sentido, el Mtro. José Luis Camacho hizo un recorrido por la literatura de viajes en la edad media; ese momento de la humanidad en que, a través de las reminiscencias de escritos, informes y otras formas documentales, se puede comenzar a trazar las huellas de los desplazamientos que, al contrario de lo que se pensaría, estaban más vivos que nunca.

La salud, el comercio, el conocimiento, las peregrinaciones, cruzadas, viajes diplomáticos y misioneros fueron las principales razones por las cuales las personas en la Edad Media viajaban y documentaban sus travesías a través de escritos más bien diplomáticos. Esto, a pesar de los peligros a los que se enfrentaban, como los bandidos, el mar, las cuarentenas, rutas cerradas, entre otros.

El Dr. Jonatan Moncayo, por su parte, remarcó que en México uno de los grandes parteaguas de la literatura viajera fue la aparición de los ferrocarriles, “fueron un símbolo de transformación en la época decimonónica”. Además, tuvieron un papel fundamental en la literatura de viaje, pues se volvieron personajes en las historias y novelas de la época.