
IBERO Puebla recibe el ‘VIII Coloquio de Arte, Mística y Profecía’
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Desde hace 8 años, la IBERO Puebla dedica un espacio a aquellos temas que, en palabras de uno de sus participantes eméritos, el Mtro. José Luis Camacho Gazca, coordinador de la Licenciatura en Literatura y Filosofía, son “muy raros, inusuales, que más o menos le huyen a la academia, pero que están totalmente alineados con lo que la Compañía [de Jesús] llama: nuestras preferencias apostólicas”.
Este espacio, el Coloquio de Arte, Mística y Profecía, llegó a su octava edición gracias al legado y obra de la académica del Departamento de Humanidades, Teresita Sevilla Zapata, a quien además de recordar cada año con afecto, se le conmemora a través de la sabiduría de los académicos invitados y los fundadores de este foro de diálogo.
En esta edición se recibieron tres temas de discusión y reflexión que marcan paradigmas en sus rubros. Abrió el espacio el fray Jesús Estrada Montes de Oca, miembro de la Orden de los Carmelitas Descalzos, quien expuso el exhaustivo análisis del acercamiento a la experiencia mística de la fundadora de la orden: Santa Teresa de Jesús.
Fray Jesús Estrada vio en la literatura de esta monja a “una mujer experta en el mundo interior, de una profunda experiencia mística, pero también de una existencia y radiación profética”, pues “su obra literaria es un fiel reflejo del ambiente espiritual del mundo hispano. Teresa, como mujer laica, puesto que no pertenece a la jerarquía, se atreve a tomar la pluma para reivindicar el derecho de las mujeres a transitar por los caminos de la mística”.
En su apreciación, Santa Teresa descubrió cómo alcanzar lo místico y la cercanía con Dios, a través de la oración y el desposorio espiritual. “La Santa de Ávila experimentó la llamada de Dios para recibir sus gracias copiosas. […] La mística teresiana no queda circunscrita a la intimidad de la celda o del coro, del matrimonio espiritual surge un mayor compromiso con el servicio para el prójimo, de acuerdo con las posibilidades reales de cada persona”.

El Dr. César Pineda Saldaña, académico del Departamento de Humanidades de la Universidad Jesuita, abordó cómo el ser, en su propia condición humana, frágil y mortal, llega a ese momento de revelación y se acerca a lo místico, al descubrimiento de Dios como algo absoluto, que debe darse con dos rasgos humanos únicamente: la historicidad y la trascendencia.
Estas reflexiones, derivadas del teólogo jesuita Karl Rahner, ven una problemática en la actualidad: para alcanzar la revelación se necesita de una apertura, pero “las personas no todo el tiempo estamos como en la misma apertura hacia los entes que nos rodean”. En ese sentido, surge la duda: ¿cómo puede el espíritu finito comprender lo absoluto?
Así, el Dr. Pineda Saldaña se embarcó en un concepto complejo que busca entender la complejidad de aquellos que, sin saber, ya alcanzaron la revelación: el cristianismo anónimo. “¿Qué pasa con las personas que históricamente ni siquiera recibieron el evangelio, no tienen noticia de, pero que en sus actos y en su fuero personal han amado a sus semejantes, han hecho hasta lo imposible por ellos, han sido caritativos, han sido bondadosos? ¿Acaso no merecerían también ser cristianos?”.
Por último, el Dr. Alberto Araica Rivera, académico de la Universidad Centroamericana (UCA) de Nicaragua, se sumergió en una de las heridas más profundas de Latinoamérica a través de su propia experiencia de vida en las guerrillas nicaragüenses: la violencia y el odio. Soltó la premisa: “En la raíz de la violencia se encuentra el odio a sí mismo”.
Habló de cómo el despojo, el exilio y la herida de dejar a los suyos lo llevaron a reconocer que debe desarrollar una nueva consciencia profética y mística. “Tenemos que pasar de una conciencia que nos ha enseñado a ver el mundo en partes a una consciencia holística donde tan importantes son los individuos en sí mismos en su unicidad como lo es el conjunto en su multiplicidad”.